sábado, 3 de mayo de 2014

Fragmento Cap. XI El violador de mentes.

Al parecer nunca obtuve un papel importante en esta historia. Siempre estuve al margen de la realidad, sólo fui momentos que no perdurarán en su memoria, ni en la de nadie, porque ni siquiera existen testigos de este afán, y en caso de que los hubiera, quién me ofrecerá consuelo, si ni siquiera él, en alguna noche de soledad y aburrimiento, trae a su mente el recuerdo de los besos, las caricias, mis ojos mirándolo con esa ternura inexplicable que me desborda, mis fervientes intentos de sanar sus penas, de curarle el alma, y todas esas cosas que he hecho en vano…

Es el cansancio, el hartazgo absoluto que en algún momento tenía que llegar. No lo nombraré jamás, no lo esconderé entre mis palabras, no seré yo quien alimente el vacío insaciable de su ego. Porque no se ha ganado ni una pizca de mi comprensión, no lo ha intentado acaso. Mi existencia es más que rendirle culto al desinterés ajeno, soy más que la amante arrebatada por la pasión que se desvive por una quimera… En mí pueden encontrarse mundos desconocidos, singulares matices y extravagantes colores, perfumes exóticos de flores extranjeras, lenguajes inexplorados de orígenes mitológicos… Soy mucho más de lo que él puede apreciar, mucho más de lo que yo creía ser…