"(...) impulsado por una vanidad desmesurada, me exigía demasiado mí mismo y me miraba a menudo con desdeñosa irritación, que a veces rayaba la repugnancia, y así llegué a creer que todos me miraban con los mismos ojos. Mi cara me parecía horrible. La veía abúlica, e incluso consideraba que tenía una expresión de cobardía y maldad."
Dostoievski, "Memorias del subsuelo"
viernes, 24 de diciembre de 2010
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