Si verdaderamente te agrada una persona
es porque poco sabes de ella.
Es esa instancia casi perfecta entre dos seres.
No quieras conocer, no conozcas,
quédate con ese poco y no lo sueltes,
consúmelo, bébelo, saboréalo
porque luego todo termina, todo se arruina, se destruye
y vuelves a ser aquella vieja mente perversa y despreciable
que siempre fuiste y que pensaste habías dejado de ser.
martes, 28 de junio de 2011
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