Voy a escribirte,
no sé todavía sobre qué,
no quiero hablar de amor.
No tengo intención de inmiscuirme
en territorios conocidos.
Igualmente, es inevitable.
Las palabras me abandonaron hace tiempo,
pero quiero intentarlo,
para poder escribirte.
Para decirte amada.
Para soñarte en las noches vacías,
en las que provocarías humedades,
escalofríos, deseo, terror...
Sabes, Alejandra,
me gustaría contarte
esta pequeña historia de amor que
se cierra como un abanico,
esta pequeña historia de amor
que nunca existió,
excepto en mis sueños,
cuando te sueño.
viernes, 12 de marzo de 2010
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