jueves, 7 de octubre de 2010

Predecible.

El éxito le chorrea por el rostro,
lo escupe al hablar.
¡Es tan irritante!
Su forma de expresar,
cada movimiento de su cuerpo,
su risita aniñada,
cada paso que da
con esa seguridad
de quien está conforme consigo...

Mis pensamientos, en cambio,
siempre tan patéticos,
enfermos y desagradables.
El éxito no me pertenece,
se ríe felizmente de mí,
con esa risita aniñada
que resuena constantemente
en mi cabeza
apuñalando mis escasas y enfermas
neuronas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario