jueves, 14 de octubre de 2010

Viejo y olvidado.

Horrible.
Inútilmente absurdo.
Lejos, inalcanzable.
Innecesario al extremo.
Desde hace unas horas la vida se fue,
y lo que queda no sirve.
Y mañana ¿quién sabe?...
mejor dicho, dentro de unas horas, de unos minutos ¿quién sabe?...
No creo que sea un final,
pero cada despedida nefasta
es en cierta forma un final.
Y mañana ¿quién sabe?...

Que idiotez el orgullo,
que idiotez la alienación,
que mierda este cerebro rebosante de pensamientos inútiles
que condicionan mi actuar desenfrenado y estúpido.

Contradicciones, idas y venidas...
¿Y el amor?
¿Dónde quedó todo aquello que te salvó?
El odio puede más, y yo me odio.
_¡Ja! ¿Qué más se podía esperar de vos?
Eras feliz, o eso parecía.
_Sí, así era, así es.
Pero soy tonta.
Y me gusta pretender que soy especial por estar triste, y odiarme, y verme al espejo y vomitar, y avergonzarme después de cada palabra...

Yo amo,
igual, pero diferente.

_¿Querés terminar todo hoy?
_Quiero acabar con la vida.
Quiero acribillarla, destrozarla entre mis manos, quiero cagarle encima,
arrancarme los ojos, y morir.

Lo reprimo, y ¡listo!
Ya está.
Otro grano más,
y me crecen un poco más los labios de la concha.

Pero...
Decime...
¿Para qué toda esta paráfrasis de los sentimientos?

_Tal vez mañana te sientas mejor...
Tal vez te vuelva a amar...
Tal vez te llame...
Tal vez talvez talveces...
Tal vez me vaya a dormir con el dolor en la garganta
y no me sienta mejor mañana
y no me vuelva a amar
y nunca me llame...
Tal vez talvez talveces...

_Quizás no haya llegado aún.
_Sí, seguramente sea eso.

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