"(...)
Y allí se ve la posición de tu viaje en el abismo, la posición de los otros navegantes, la grave inclinación del naufragio; son centellas quemando tu cuerpo, un ardor salivando palabras, un remolino de frases girando en tu dolor, todas esas palabras que dijiste y que te dijeron, y aun las palabras que no dijiste y que nadie dijo y que son el susurro del silencio, porque no hay silencio, hay esa pavorosa conversación de los presentes con los ausentes, de las promesas con los recuerdos, de las mentiras con los engaños, toda la charla y cada palabra es como el monótono grito del mar cuando estalla en la playa y el pánico es barrido por la piedad del viento.
(...)"


Enrique S.