Mi ser, siempre en el mismo lugar.
Estancado en el pozo inmundo de mi cuerpo. ¿Para qué?
Si mis pensamientos no me sirven, mis palabras no me sirven, los libros no me sirven, el amor no me sirve...
Y entonces, estúpidamente, yo pregunto el por qué de mi existencia.
Todo esto me recuerda la inutilidad de las acciones, de las cosas... de los actos humanos.
Ahora ¿qué diré? ¿qué pensaré? ¿dónde estaré?
Se siente la nada, el vacío de lo inútil, el frío de la desolación, porque no hay nada.
Y la nada es tan... nada, que a veces asusta.
Basta de repetir las palabras, las frases,
basta de actuar.
Si no tenés nada propio, excepto el odio.
¿Y qué mierda vas a hacer con ese odio?
¿Dónde te lo vas a meter para sentir, aunque sea, placer?
El sinsentido repetido de una vida,
pero quizás con más intensidad.
Una intensidad que se siente,
como la angustia en el cuerpo.
Sin embargo,
tengo un poco de tranquilidad para la mente
al alcance de una botella.
¡Brindemos por el amor y la vida!
Salud.
miércoles, 4 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario