lunes, 31 de octubre de 2011

Tan sensual como descartable.

Puedo recorrer las calles una a una,
intercambiar palabras con algún desconocido,
puedo reír por alguna banalidad,
comprar algo,
coger un rato...
Puedo hacer mucho y nada.
Puedo también, sin mucho esfuerzo,
saber de tu vida,
de la vida de muchos
sin que siquiera lo noten.
Pero lo que me es realmente imposible de hacer
es mantener mi integridad
sin traicionarme en cada palabra
sin humillarme en esta caída inevitable
en la vulgaridad y la repetición.

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