Las palabras a veces condenan
Lo innombrable nos come desde dentro,
desde las profundidades del ser.
Y nuestros ojos miran con tristeza
intentando expresar
lo que nuestra garganta no quiere soltar.
Es la lucha constante
entre lo oculto y lo que muestras
lo que repites al hablar.
El poema que nunca escribiste
y todo lo que aún no has dicho
se convierte en tu vestimenta
y te paseas con tus grises harapos
mostrando, cuando crees necesario,
tu áspera y gastada piel.
miércoles, 18 de julio de 2012
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