9 de octubre de 1929. Terrible Bebé:
(...) y me gustaría besarte en la boca con exactitud y glotonería, y comerte la boca y comerte los besos que allí tengas escondidos, y deslizarme hacia la ternura de las palomitas, y pedir excusas, y que las excusas resultaran fingidas, y volver muchas veces, y punto final hasta recomenzar, y por qué a la pequeña Ophelia le gusta un maleante, y un desaliñado, y un desidioso, y un individuo con jeta de contador de gas y de no estar ahí sino en el pilar de la casa de al lado, así exactamente, y en fin, que acabo porque estoy loco, y lo he estado siempre, y que es de nacimiento, lo cual es como quien dice desde que nací, y me gustaría que Bebé fuera una muñeca mía, y yo haría como de niña y la desnudaría, y aquí mismo se acaba el papel, y esto parece mentira que lo escriba un ser humano pero lo escribo yo.
(Fernando Pessoa a Ofelia)
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